TESTIMONIO
He visto ocurrir tantas y tantas cosas a mi alrededor que para otros parecerían casualidades; para mí no y por esas tantas cosas agradezco a Dios. ¿Y quién se cree éste pensarán algunos? mientras que yo sigo viendo esas cosas y percibiendo a Dios tan cerca. En la inauguración de la iglesia "Voz de Dios"; pese a que el sonido estuvo bien, sobre todo porque es un espacio abierto y hubo cortinas que ayudan a absorber los sonidos de rebote que son los más desagradables según avalan los estudiosos del sonido, quedé sentado adelante sin quererlo , a 40 cm de la corneta más grande de un par de ellas. Soy muy sensible a los volúmenes muy altos y mis tímpanos vibran casi a reventar. Me duelen. Pues esa tarde los sonidos graves de esa corneta no quiso sonar sino sólo el sonido pequeño o twiter de la misma. Al salir quise decirle al sonidista quien intentó varias veces que sonara : "el sonido se normalizará después"...pero no lo hice.
Quise contar esto como corolario de lo que ahora contaré:
Estaba yo activo como docente en la universidad y recién dejaba de ser el director nacional de cultura cuando retomaba mis labores didácticas luego de 7 años prestado a la labor cultural. Comenzaron a ocurrir cosas una tras otra a modo de calumnias hasta que alguien me dijo que las inventaba una señora secretaria que era relativamente nueva en el departamento a donde volví para retomar mi labor docente; una señora que ni siquiera me conocía. Buscando atajar aquellas cosas se las conté a su esposo quien era mi amigo. Él no dio crédito a mis palabras y yo seguía soportando aquello sin mostrarle mi incomodidad. Por esos días mi madre tuvo un accidente y terminó en una clínica de la ciudad para ser intervenida. En mi don profético percibí que la señora decía que aquello era un embuste mío para no ir a la universidad ese día, siendo que no fui y mandé avisar. Lean lo que pasó:
Yo había tenido una visión de que la señora me hablaría al tenerla cerca pero en otro lugar y aquello acabaría con el problema. Ocurrió que luego de la operación de mi madre, estábamos en la habitación de la clínica cuando decidí salir un poco al pasillo. Cuando salgo ¿saben a quien vi? a la señora en cuestión con su bata de paciente saliendo del cuarto de al lado. Me le acerqué y la saludé. Me contaba que estaba internada como consecuencia de un mal repentino. Le dije que allí estaba mi madre. Me contaron que la señora iba tranquilamente caminando en la universidad cuando cayó repentinamente al perder el conocimiento. Dios permitió aquello como diciendo a la mujer: Ahora verás con tus ojos que es verdad. Cosa tremenda ¡habiendo tantas clínicas en la ciudad! y todas son susceptibles de usar por nuestros seguros de hospitalización ¡Y en la habitación contigua!
¡Cosas, cosas, cosas de las que tengo tantas as que contar porque... al fin y al cabo ¿Cómo se sabrán si no las cuento?
¡Sea el Nombre de Dios bendito!