De pronto empecé a incomodarme por mi cuarto desordenado. Tenía una biblioteca mal armada que ocupaba mucho epacio en mi cuarto, muchos papeles inútiles, zapatos regados, así que empecé a ordenarlos. Todo sucedió cuando recibí un aumento pequeño de salario (mucho menos de lo que esperaba) y me di cuenta que necesitaba algo más para vivir mejor y tenía que moverme, así que fui al Señor en oración y mientras estaba pensando en qué podía hacer me llegó ese deseo por ordenar mi cuarto.
Cuando terminé, sentí que todo era de Dios, la biblioteca por fin calzó como debía, boté y regalé un montón de cosas inservibles, y puse un versículo bíblico en la pared como Dios manda en el Pentateuco.
Una vez le pregunté al Señor si el diezmar era bíblico y me vino a la mente en ese momento: Escuchen a sus profetas y serán prosperados. ¡Qué palabra! Mi pastor es profeta y enseña sobre la bendición de diezmar y ofrendar.
Pero no me había dado el Señor aún base directa sobre el diezmo. Pero esa noche, bajo convicción del Espíritu Santo, decidí consagrarle al Señor el diezmo de todas mis ganancias a partir de ese momento, sabiendo que Dios había puesto en mi ordenar el cuarto como reflejo natural de lo que Él estaba haciendo a nivel espiritual en mi vida.
Entonces tuve una visión: Un camino salía de la tierra al cielo, y ángeles estaban entodo el camino, desde abajo hasta arriba, me miraban y cantaban una alabanza al Señor con sus brazos alzados.
Rápidamente busqué ese pasaje en Génesis en que Jacob ve una visión parecida en sueños:
Génesis 28
12 Y tuvo un sueño: Vio una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo. Ángeles de Dios subían y descendían por ella. 13 Jehová estaba en lo alto de ella y dijo: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente, 15 pues yo estoy contigo, te guardaré dondequiera que vayas y volveré a traerte a esta tierra, porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho».
Acá Dios le está dando un pacto a Jacob de ser su protector y bendecirle grandemente. El fruto de la Palabra de Dios genera en Jacob temor al Señor y deseo de servirle, esto es necesario, pues para que Dios guarde el pacto y la misericordia, debemos amarle y guardar Sus mandamientos (Neh 1:5 y Dn 9:4).
Entonces, esto es lo que hace Jacob tras recibir la Palabra de Dios:
16 Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: «Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía». 17 Entonces tuvo miedo y exclamó: «¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Diosh y puerta del cielo».
18 Se levantó Jacob de mañana, y tomando la piedra que había puesto de cabecera, la alzó por señal y derramó aceite encima de ella.i 19 Y a aquel lugar le puso por nombre Bet-el, aunque Luz era el nombre anterior de la ciudad.
20 Allí hizo voto Jacob, diciendo: «Si va Dios conmigo y me guarda en este viaje en que estoy, si me da pan para comer y vestido para vestir 21 y si vuelvo en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, el diezmo apartaré para ti
¡Gloria a Dios!
Ahora, sigo pensando que es por Su gracia, y no por nuestro dinero, nosotros sólo le obedecemos y nuestras justicias nos son contadas como deuda, pues le debemos mucho, mucho a Él, Su sangre derramada hasta la muerte en la cruz por nuestros pecados no tiene precio.
Y eso de estar pactando con el Señor mediante dinero para recibir sanidad, salvación en el hogar, etc, etc me parece mercadería por excusa para enriquecerse a costa de los incautos.
Dios los bendiga.