"Kilometro Cero"

Tema: "Kilometro Cero" Vie Oct 16, 2009 7:16 am

´Kilómetro Cero´ puso su caja roja en Ratones Coloraos para predicar el Evangelio a toda España

SEGOVIA, 13/10/2009 (Km.0, eMision, Canal Sur / Daniel Hofkamp, ACPress.net)

El conocido programa de Jesús Quintero dio la bienvenida a Jacob Block, Mauricio Reyes y Maritza Barreñada. En el mismo plató de Canal Sur pusieron la famosa caja roja desde la que predican el evangelio a diario por medio de parábolas, canciones, testimonios y desafíos, despertando la curiosidad de miles de transeúntes en la Puerta del Sol de Madrid.

«Si tu clamas a él, te arrepientes de corazón y dejas tu pecado atrás y miras a Cristo él entrará en tu vida, va a limpiar tu pecado, te dará una nueva vida por dentro y escribirá tu nombre en el libro de la vida. ¿Qué esperamos?». Las apasionadas palabras de Jacob son traducidas inmediatamente al inglés por Mauricio. Pero esta vez no están en la calle, sino en el plató de Ratones Coloraos, rodeados de esculturas, representaciones de los dioses griegos, tal vez como le ocurrió hace dos mil años a Pablo en Atenas. La televisión es urgencia, y aquí el evangelio se proclama en poco más de un minuto, antes de dar paso a las palabras de Quintero. «Hace unos días encontré a estos hombres, a estos predicadores en la Puerta del Sol, y he querido traerlos aquí», lo que dará paso a una conversación con Jacob Block.

Ratones Coloraos es uno de los programas de mayor audiencia en la televisión pública andaluza (Canal Sur), que además se puede ver en TDT y en vía digital en toda España.

Así, en la noche del pasado lunes, Jesús Quintero abrió una nueva ventana pública al ministerio Kilómetro Cero (vea aquí el video del programa). Con posterioridad a la predicación pura del Evangelio por parte de Jacob (y una canción) el programa ´Ratones Coloraos´ dedicó diez minutos a Jacob Block. La entrevista, con el estilo intimista e inconfundible de Jesús Quintero, permitió a Jacob Block hablar sobre el origen de este ministerio, sus motivaciones y el mensaje, «la buena noticia», que predican.

El programa puede verse en eMision.tv (sólo la parte en la que participa Kilómetro Cero) y completo -junto con otras entrevistas- en la página web de Canal Sur.

EL DIOS DE KM0
Las preguntas fluyen con naturalidad en la entrevista, aunque el comienzo es muy directo. «¿Cómo es su Dios?», pregunta Quintero. «Un Dios justo, un Dios que ama muchísimo», explica Jacob sin titubeos. El hábil periodista pregunta entonces por el juicio final, a lo que el predicador responde con contundencia y sabiduría. «Dios tiene que ser justo, y si no hay juicio estamos fastidiados, algún día tendrá que llegar la justicia a la tierra».

La conversación entonces deriva al asunto religioso. Como la samaritana, Quintero se interesa por los nombres, en este caso la iglesia evangélica, y hasta pregunta por qué hay tantos gitanos en ella. Jacob se define como «un cristiano que asiste a la iglesia evangélica», donde «cantamos, nos animamos los unos a los otros, se predica la palabra». Luego aclara que «las iglesias Filadelfia están llenas y supongo que es porque Dios se ha movido especialmente entre los gitanos».

HISTORIAS PARA LLAMAR LA ATENCIÓN
Jacob pudo explicar el método que utilizan cada día en la Puerta del Sol para llamar la atención de los viandantes. «Subimos a la caja roja y contamos una historia, una parábola sobre un objeto», algo que llama la atención a mucha gente. «Homosexuales, prostitutas, monjas, curas, gente atea, mafiosos, musulmanes...» se detienen a escuchar el mensaje, ofrecido de forma directa.

«Tenemos algo importante que decir y por eso nos subimos a la caja, para contarles la buena noticia», por eso «vamos a la calle a predicar», explica Jacob. «La iglesia está medio vacía, la gente va para cumplir» pero «nosotros queremos que el mensaje llegue a la calle, y, como hacía Jesucristo, vamos al aire libre».

LA ESPERANZA CRISTIANA
El mensaje que KM 0 lleva a las calles de Madrid se define por la esperanza cristiana. «Tenemos una esperanza en Jesús: el mundo como lo vemos ahora terminará algún día, no sabemos cuándo y tenemos que estar preparados» cuenta Jacob, recordando que Jesús «prometió que habría un cielo nuevo y una tierra nueva donde reinará la paz».

Para Jacob, creer en Jesús ayuda también a alcanzar la felicidad. «Dios ayuda a vencer un montón de pecados, las cosas que hacemos, que son las cosas que muchas veces nos impiden ser felices». La conversación termina después de diez minutos con el recitado del ´Padre Nuestro´ en inglés.

Tras la entrevista, Jacob confiesa que le sorprendió el estilo directo de Quintero. «Yo pensé que me iba a preguntar algo sobre mi familia para romper el hielo, pero no fue así», explica, y dice convencido que «me di cuenta que el Espíritu Santo era quien iba a dirigir tanto las preguntas como las respuestas».

Una ayuda sobrenatural que Jacob asegura que siempre le acompaña. «Fue Dios quien preparó todo esto (...) Justo al día siguiente, me encontraba dando un paseo por el campo, detrás de nuestra casa. Estaba todavía sintiendo la emoción del día precedente. «¡Gracias! ¡Muchas, muchas gracias por haberme ayudado ayer!», le decía yo al Señor. Entonces, Su voz vino, esa voz que reconozco, que da frases cortas y concretas y que va al grano. Dijo: «¡Ah, de nada! Pero no lo hice para ti, sino lo hice para mí. No se trataba de tu reputación, sino de mi propósito».

MULTIMEDIA
Pueden ver aquí la entrevista de Ratones Coloraos, con el título de Jesús Quintero y el Evangelio de Km. 0 en eMision.net.

Fuentes: Km.0, eMision, Canal Sur. Redacción: Daniel Hofkamp, ACPress.net.

Tema: Re: "Kilometro Cero" Vie Oct 16, 2009 7:36 pm

COTI y NENA DACONTE.
Pensé que era Cloti
Había visto a Jesús Quintero unas tres veces y llamó mi atención su estilo muy particular.
Se parece a Raphael física y personalmente.
No sabía de Kilómetro Cero.
Me atrajo el saberlo
Siempre he soñado con predicar en la calle al modo de los viejos juglares.
Aún no me atrevo. Quiero atreverme. No hablo de predicar porque lo he hecho; sino
de hacerlo dramatizando y con la frescura de quien habla historias verdaderas.
En estos día un hermano, cansado de los formalismos de la iglesia me dijo
que nos animáramos a hacerlo.
El asunto es que ahora parece predicarse para llenar una iglesia y que entren diezmos;
no para que las almas alcancen la verdad y sigan siendo libres o sean verdaderamente libres.

Gracias amada Alabanza por tan fresca e inusitada noticia. Me agradó

Tema: Re: "Kilometro Cero" Lun Oct 19, 2009 4:02 am

Voz en el desierto escribió:: COTI y NENA DACONTE.
Pensé que era Cloti
Había visto a Jesús Quintero unas tres veces y llamó mi atención su estilo muy particular.
Se parece a Raphael física y personalmente.
No sabía de Kilómetro Cero.
Me atrajo el saberlo
Siempre he soñado con predicar en la calle al modo de los viejos juglares.
Aún no me atrevo. Quiero atreverme. No hablo de predicar porque lo he hecho; sino
de hacerlo dramatizando y con la frescura de quien habla historias verdaderas.
En estos día un hermano, cansado de los formalismos de la iglesia me dijo
que nos animáramos a hacerlo.
El asunto es que ahora parece predicarse para llenar una iglesia y que entren diezmos;
no para que las almas alcancen la verdad y sigan siendo libres o sean verdaderamente libres.

Gracias amada Alabanza por tan fresca e inusitada noticia. Me agradó

Pues veras, resulta que conozco a Jacob Bock. Lo conoci hace unos años que mi hijo Fernando lo invito a predicar en una campaña que se hizo en el centro de Ciudad- Real. Tambien de vez en cuando Fernando junto a los miembros de la iglesia van a Madrid a la Puerta del Sol a apoyarlo. Manuel y Toñi tambien le conocen y han colaborado juntos en campañas.

Me parecio fascinante que Jesús Quintero lo entrevistara. (Aunque no me sorprende porque Quintero tiene olfato periodistico).

En cuanto al nombre de la cantante Coti...es verdad, es facil confundirse y me ha hecho gracia.

Un abrazo en Cristo querido hermano.

Cloti.

Pd. Buena idea salir a predicar a la calle.....yo lo hice en los años ochenta y tantos...creo que ya lo comenté.

Tema: Re: "Kilometro Cero" Dom Dic 13, 2009 9:19 am

Kilómetro Cero
´Lo hemos llenado todo: ciudades, islas, fortalezas, pueblos, mercados, campos, tribus, compañías, palacio, senado, foro; no os hemos dejado nada, sino los templos de vuestros dioses.´(1) De esta manera tan elocuente exponía Tertuliano (c. 155 – c. 220) ante las autoridades romanas el incontenible avance del cristianismo, en el lapso que iba desde la edad apostólica hasta sus propios días, en el siglo III. En el plazo de cuatro generaciones, el evangelio había penetrado en cada estrato del Imperio Romano, saturándolo todo, de manera que el bisnieto de un contemporáneo de Pedro y Pablo podía ser testigo ocular de lo que Tertuliano estaba afirmando.

Y eso que hubo enormes dificultades que hacían presuponer que la nueva fe se quedaría reducida a círculos restringidos y, como otros movimientos nacidos en el oriente, acabaría desapareciendo. Entre esas dificultades estarían la propia juventud del movimiento, que como todo lo nuevo tenía un déficit de credibilidad y un plus de sospecha. Otra sería el antagonismo oficial que la predicación de otro reino y otro Rey despertaban en las autoridades. También estarían las divisiones internas, por no hablar de los sucedáneos espurios, que amenazaban, desde dentro, la propia supervivencia de la joven Iglesia.

Y sin embargo, contra todo pronóstico, el crecimiento y difusión del evangelio fue espectacular, al punto que la declaración de Tertuliano no es retórica ni triunfalista, sino real. Posiblemente los historiadores encontrarán explicaciones racionales a este fenómeno, pero siempre quedará un elemento sobrenatural que será el factor clave que explique cómo un brote insignificante, nacido en el seno del judaísmo en una provincia apartada del Imperio, se va a convertir en un plazo relativamente breve de tiempo en la única, y esto es preciso tenerlo en cuenta, creencia que hasta el día de hoy tiene el rango de universal.

En Madrid, en la Puerta del Sol, al lado de la emblemática estatua del Oso y el Madroño, es decir, en el kilómetro cero o punto desde donde se calcula la distancia hasta cualquier rincón de España, hay cada día de la semana, excepto domingos, evangelización al aire libre. El nombre de la iniciativa es, de acuerdo al lugar, Kilómetro Cero y viene realizándose desde hace siete años. El propósito de los responsables de esta feliz iniciativa es que, así como aquellos cristianos del tiempo de Tertuliano habían ocupado los centros neurálgicos de la vida cotidiana, también nosotros ahora y aquí en Madrid ocupemos otro lugar de suma importancia: la calle.

Se ha dicho que la oración (comunitaria) es la cenicienta de las actividades de la iglesia local, pero me temo que la evangelización haya tomado ese triste lugar en muchas congregaciones, que viven volcadas en sí mismas. Aunque en realidad es peor que eso, porque lo que ha sucedido es que simplemente ha desaparecido de muchos cristianos, incluidos líderes, la consideración de que el mandato de llevar el evangelio consiste en anunciarlo también más allá de los púlpitos y los templos, en la calle.

Uno de los peligros que acechan permanentemente a las iglesias es el de la institucionalización, o el hecho de perder la frescura, el vigor y la espontaneidad, sacrificándolo en aras de una uniformidad eclesiástica que se adapta al statu quo, lo que puede ser la raíz de la transformación del evangelio en una religión. De ahí que el poder espiritual acabe agostándose y convirtiéndose en costumbre, marchitándose también el denuedo y terminando por ser sustituido por la timidez y cobardía que nos impone el entorno, quedando enmudecida la predicación del mensaje por los conceptos dominantes de respeto y tolerancia hacia las creencias de los demás.

Otro peligro, no menos letal, es que acabemos cediendo a la presión de convertir el evangelio en una acción puramente social, pasando por alto, por incómodo, el componente oral primordial de llamamiento al arrepentimiento y a la salvación.

Por eso Kilómetro Cero es una bocanada de aire fresco, porque supone un regreso a algo que habíamos perdido: el hecho de salir a la calle a proclamar en quién hemos creído a pleno pulmón (nuca mejor dicho, porque no hay megafonía que requeriría permisos ¡ay! administrativos). No hay parafernalia tecnológica, ni grandes comunicadores, ni logística, ni estrellas mediáticas. Todo lo que hay es un grupo de cristianos evangélicos anónimos y esforzados, que se turnan para subirse a una simple caja, ése es su estrado, para proclamar las buenas nuevas de Jesucristo a pie de calle.

Y antes de hacer eso, una sesión de algo más de una hora de oración preparatoria. No hay trucos, ni subterfugios, ni parapetos. Es ponerse, y exponerse, frente a los que pasan, los que miran, los curiosos, los burladores, los indiferentes, los que preguntan, los que buscan.

La calle. El lugar que ocuparon aquellos puritanos disidentes del siglo XVII para llenarlo con su predicación, en contraposición a los clérigos institucionalizados anglicanos para quienes los templos eran el sitio apropiado. La calle. El lugar donde aquellos intrépidos predicadores itinerantes metodistas y presbiterianos del siglo XVIII, anunciaban a los colonos y nativos en América la redención en Jesucristo. La calle. El lugar donde los salvacionistas en la Inglaterra del siglo XIX, proclamaban con su música y testimonios la salvación a los perdidos. La calle, el lugar en el que unos pocos locos de cualquier siglo se han arriesgado a hacer el ridículo, y los españoles tenemos un pronunciado sentido del mismo, por amor de Cristo.

La misma calle que nosotros, hoy, hemos de volver a tomar para el evangelio. Para eso existe Kilómetro Cero.

Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid

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