A veces me doy cuenta que a pesar de haberlo confesado muchas veces, no he dejado al Señor el gobernar todas las áreas de mi vida. Pero cuando me he dado cuenta porque ando soga al cuello, clamo al Señor y en esa área de debilidad Él se glorifica manifestándose, eso me hace depender más de El, pero ¡Gloria a Dios! De eso se trata el paso del peregrino por esta tierra, conocer al Padre que nos sustenta de todos los dones necesarios.
Estaba resolviendo un ejercicio de física bastante difícil, estudiando para la materia que estoy enseñando, por lo que era de gran necesidad manejar cada aspecto dela teoría lo máximo posible, pero tuve DOS días dándole vueltas al ejercicio y no podía resolverlo. Faltando pocos minutos para terminar la jornada de trabajo, me acordé que había dejado de orar como antes, que al tomar alguna herramienta de trabajo oraba por sabiduría y dirección, entonces clamé a Dios por entendimiento y ciencia, y sentí como que un mar del cielo bajara y me inundara desde la cabeza al resto del cuerpo, volví a ver el ejercicio y... ¡Lo resolví en un minuto!
¡Gloria a Dios!
Lo segundo: Estaba con un compañero de trabajo que es un ingeniero con postgrado y décadas de experiencia, ya jubilado pero aún le gusta trabajar, tratábamos de sacar un motor de una máquina que falló por causas que desconocíamos, pero los planos no eran claros, nos faltaban herramientas especiales y no hallábamos cómo quitarle la carcaza al motor. Teníamos varios días que volvíamos a la máquina, revisábamos, aflojábamos aquí, quitábamos esto, golpeábamos aquello, consultábamos a otros técnicos e ingenieros, y nada.
Entonces nos dimos por vencido, pero me preocupó que no pudiéramos resolverlo y decidí intentar una vez más por responsabilidad más que por ganas, y sentí que mi ojo izquierdo se puso caliente, entendí, o me llegó, que Dios me estaba dando el entendimiento que necesitaba, me puse a darle vueltas a la máquina, descubrí cómo sacar el eje, lo sacamos, pero tenía otro eje, lo sacamos, entonces sacamos más piezas hasta que por fin vi unos tornillos pequeños, metí la mano por un agujero y aflojé 4 tornillos, ¡Y la carcaza salió!
Y no puedo hacer otro cosa, tengo que darle toooooda la gloria a Dios.
Que sea Él Señor Jesucristo, el dueño de mi trabajo también.