Soñé que estaba en la calle y mi mamá venía hacia mi, pero estaba acostada en el suelo y un jóven la iba a mover, le dije que no la pusiera debajo de los rieles del tren (yo tampoco entendí) porque había corriente eléctrica, pero lo hizo y mi mamá se electrocutó.
La agarré rápidamente, ella estaba inconsciente y todo su cuerpo estaba muy caliente, no sabía si estaba viva o muerta, la llevé a una farmacia y un paramédico me dijo "Está respirando pero no quiere hablar, está como pasmada".
Me acosté a dormir en una habitación de hotel, lloré mucho al Señor diciéndole que cómo iba a hacer para pagar los gastos de una operación, que tenía que trabajar para mantenernos, etc, etc. Entonces escuché la voz tranquila de mi mamá que me dijo "Ya". Y al instante me desperté.
Fue como que Dios escuchó mi oración y en respuesta, me despertó para mostrarme que todo fue un sueño.
Entiendo que debo orar más por los que padecen enfermedad, hasta con lágrimas. El problema es que no quiero fingir lágrimas y si no me sale no me sale; no voy a pensar cosas feas para llorar mientras intercedo. Cuando he orado así por los enfermos ha sido por un derramamiento fuerte del Espíritu Santo, generalmente en la congregación.