LOS TRATOS DE DIOS CON EL HOMBRE
Una vez un hombre, queriendo ayudar a sus amigos, les llevó unas planillas para animarles a tomar préstamos que estaba dando un banco con grandes facilidades. Había un detalle importante y era que cada aspirante al crédito dejaba a la potestad del banco cualquier propiedad importante del cliente si éste se atrasaba en un determinado número de pagos. Esto había que leerlo con mucho cuidado en el extenso texto antes de asumir el compromiso. El tiempo pasó y unos pudieron cumplir , pero otros no. Estos últimos perdieron sus propiedades importantes.
A veces vemos que con ligereza algunas instituciones televisivas ofrecen pactos con Dios a cambio de algún favor del Altísimo incluso diciendo: Si ud no tiene el dinero no importa...Dios le proveerá para cumplir. ¡Eso es una gran irresponsabilidad que sólo asumirá el contrayente! pues las promesas ante Dios no son cosa que se toma o se deja con ligereza. Veamos qué nos dice la Palabra del Señor a este respecto:
Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla;
porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”.
(Eclesiastés 5: 4,5)
Buscando sobre este tema en la web hallé este comentario:
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"Pienso que un gran error que han cometido algunos predicadores, es tratar de acercar a la gente tanto a Dios, que lo han bajado al nivel de un simple compañero. Muchos lo han quitado de su trono, para nivelarlo a nuestra conveniencia. Y a muchos se les ha olvidado que Él sigue siendo santo, que sigue siendo Todopoderoso y por encima de todo, que sigue siendo Dios. Así que, olvidada esa perspectiva es fácil ser irreverente y dejar de lado todo lo que le hemos prometido alguna vez. La falta de temor y reverencia que algunos tienen hacia Dios, es ofensiva y hasta peligrosa. No cometamos el error de pensar que, aunque Dios se muestra amigo, no exige fidelidad, compromiso y cumplimiento."
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No significa esto que por ello no debamos prometer nada a Dios pues tan malo resultaría no comprometernos que hacerlo con ligereza y no querer o poder cumplir; pero es muy delicado hacer un trato con Él y que no lo cumplamos. Pienso que el asunto está en tener en cuenta que somos humanos y por tanto, imperfectos; entonces mejor procurar hacer como deja ver el mismo Señor:
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28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero.(Mat 21)
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En fin: lo importante para Dios es el cumplimiento de la promesa y una falta ante Él, no cumplirla.
A Dios le agrada la sinceridad. Fíjense en en este pasaje:
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23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. (Marc 9)
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Una respuesta fácil es "creo"; pero una más sincera es "por si mi fe no fuera como se necesita, ayúdame"
Es por todo lo anterior que Dios le establece los pactos a los hombres y no los hombres a Dios. Una cosa es un pacto y otra: una promesa, y por ser ésta un acto voluntario, si es propuesta por un tercero, debe hacérsele leer cada claúsula de la Palabra implícita en ello... no sea que ocurra lo del amigo con buena voluntad.