Las 2 hijas de Bolívar:
La una bajo nueva mano se conduce con ramas de palmera envueltas en un paño blanco. De corazón sacrifica sus ímpetus fascinado por el encantador de serpìentes amarillas. Sacude su cabeza y despierta del letargo y aparta la mano de su hombro para retomar su curso de despeje y llega a saber que aunque sea verde la serpiente, tiene colmillos y muerde y aunque medio rostro se torne apasible, tarde o temprano arrebatará como el toro de rojinegro.