Una reportera fué invitada una vez por un renombrado cirujano a contemplar una difícil operación que iba a realizar.
Mientras el cirujano llevaba a cabo los preparativos necesarios para la operación, parecía confiado, pero un poco nervioso.
Luego, emprendiendo el camino hacia el quirófano, se detuvo un momento e inclinó la cabeza (mientras hacía una breve oración en su interior).
Más tarde durante la operación, sus manos se veían sin nervios ... se veían tranquilas ...
La reportera expresó su sorpresa de que un cirujano elevara una oración antes de la cirujía y dijo: Yo creía que un cirujano confiaba en su propia capacidad.
¡¡ Un cirujano es solamente un hombre !!, fué la contestación del médico.
No puede hacer milagros por sí mismo. Estoy seguro que la ciencia no podía haber avanzado tanto, si no fuera por algo más fuerte que el solo hombre.
Y después terminó el cirujano diciendo:
Me siento tan cerca de Dios cuando estoy operando, que no sé dónde cesa mi habilidad y comienza la suya.
1 Crónicas 5
20
Y Dios les ayudó contra ellos, y los agarenos y todos los que estaban con ellos fueron entregados en sus manos; porque clamaron a Dios en la batalla, y El fue propicio a ellos porque confiaron en El.