EL SEGUIDOR DE CRISTO SERÁ PERSEGUIDO.

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

El seguidor de Cristo será perseguido La ineludible persecución (I)

Hay un aspecto de la evangelización en el que no se suele hacer mucho énfasis -si es que se hace alguno- y que resulta, sin embargo, esencial. Aún más. Pasarlo por alto constituye un error de no escasa envergadura. Me estoy refiriendo a la persecución que deberán arrostrar los creyentes.

La palabra persecución provoca una serie de imágenes que no siempre son afortunadas. Para algunos, evoca alambradas, campos de concentración, deportaciones y, de manera comprensible, se llega a la conclusión de que no todos los creyentes –afortunadamente– deberán pasar por situaciones semejantes.

Para otros, la palabra persecución tiene un regusto a rancio y a tiempos pasados. Los de los cristianos arrojados a los leones o ardiendo como pavesas en una hoguera es una realidad innegable en términos históricos, pero impensable en un mundo como el actual, al menos en el civilizado Occidente.

Finalmente, están los que darían una vuelta más a las dos imágenes anteriores e incluso dirían que, hoy por hoy, los únicos creyentes que son objeto de persecución son aquellos que carecen de la suficiente formación como para discutir con sus tolerantes vecinos, en resumen, los fanáticos.

Imagino que aquellos que me lean con habitualidad sospecharán que estos tres puntos de vista no me parecen en absoluto acertados. Pues han dado en el blanco porque, a decir verdad, constituyen un peligroso disparate que sólo sirve para que los creyentes no sepan como reaccionar en medio de determinadas situaciones y, de paso, limen todo lo que el Evangelio pueda tener de molesto para aquellos a los que se anuncia.

De entrada, debemos dejar clara una premisa que señaló Pablo: “todos aquellos que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12).

Que el apóstol realizara tan tajante afirmación en su testamento epistolar debería llevarnos a reflexión. Ciertamente, no todos pasaremos por una cárcel, un campo de concentración o siquiera un juzgado, pero todos los que deseen – no dice consigan, sino deseen – vivir piadosamente de acuerdo a las enseñanzas de Jesús serán perseguidos.

La afirmación de Pablo, por otro lado, no hace sino repetir de manera clara y concisa las propias enseñanzas de Jesús que señaló que enviaba a sus discípulos como “ovejas en medio de lobos”, ovejas que padecerían persecución como parte de su ministerio (Mateo 10:16 ss).

Me consta que semejante radicalismo por parte de Jesús y Pablo –es que eran unos fundamentalistas, ¿sabe usted?– molestará a algunos.

Por ejemplo, entre los peligros que revolotean sobre los creyentes en los últimos tiempos están tanto el creer que no tenemos que sufrir enfrentamiento alguno con nadie porque nuestra postura es punto menos simpática que la de Santa Claus (o incluso más) como el estar convencidos de que el Señor ansía librarnos del menor inconveniente y, por lo tanto, se las apañará para convertir la predicación del Evangelio en motivo de solaz e incluso de beneficios personales sin cuento.

Perdóneseme el que hable tan claro, pero ambas posturas, a la luz de la Biblia, son falsas. Permítaseme además que empiece por la segunda.

De entrada, Jesús le dejó claro a Pedro –que pensaba que eso del sufrimiento no era para cristianos– que el negarse a aceptar la persecución es una postura diabólica y que además si alguien deseaba seguirlo, debía negarse a si mismo (¡¡¡negarse!!! ¿Por qué Jesús no leyó manuales de autoayuda o hizo un cursillo de coaching?), estar dispuesta a morir en la cruz como el delincuente más vil y seguirle (Mateo 16:24).

Por supuesto, muchos lo interpretarían como una gran pérdida, pero no cabía engañarse, “el que desee salvar su vida, la perderá y el que la pierda por causa de Mi, la salvará” (Mateo 16:25).

Por lo que se refiere a la primera de esas posturas –junto con otros aspectos relacionados con la persecución– tengo intención de comentarla, pero, si Dios lo permite, lo haré en la siguiente entrega.

http://espirituales.mforos.com/329042/6678678-el-seguidor-de-jesus-sera-perseguido/#ultimomsg

© C. Vidal, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

Cantidad de envíos : 532 Edad : 49 Fecha de inscripción : 19/03/2008

muy interesante hermana, me encanto tu aporte!

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

monicalmarquez escribió:: muy interesante hermana, me encanto tu aporte!

¡Gracias Monica!

Un abrazo.

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

El Evangelio, locura a la vanidad humana La ineludible persecución (II)

Señalaba yo en mi última entrega sobre la predicación del Evangelio la certeza que todos podemos tener de que seremos objeto de persecución por el hecho de ser cristianos. Dejaba entonces señalada esa visión del Evangelio que se presenta como una garantía de que nada malo podrá sucederle a un creyente por el mero hecho de serlo si tiene la suficiente fe. Debo decirlo con dolor, pero casi todo parecido entre esa visión y lo que aparece en las Escrituras es mera coincidencia.

Por supuesto, la Biblia nos enseña que Dios cuida de nosotros y que podemos confiar en El para que no nos falte el pan de cada día (Mateo 6:11) y el socorro de otras necesidades ya que conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos y las cubrirá de manera que no tengamos que caer en la ansiedad (Mateo 6:25 ss).

Eso es una cosa y la idea de la ausencia absoluta de problemas y molestias es otra bien diferente, como también lo es el afirmar que Dios pagará los plazos de una hipoteca irresponsable o cubrirá nuestros caprichos que poco o nada nos ayudan a crecer espiritualmente tan sólo porque somos Sus hijos.

De entrada, las Escrituras señalan que el mensaje del Evangelio es una locura para los hombres que sólo ven la vida de una manera natural. De hecho, semejante persona no puede entenderlo (I Corintios 2:14). No puede comprender que no podamos ganarnos la salvación – si es que cree en ese concepto – por nuestros méritos, ni tampoco que Dios la regale gratuitamente ni mucho menos que se encarnara para morir como víctima expiatoria en nuestro lugar.

Todo eso le parece un disparate total. Por eso, precisamente la predicación del Evangelio, como señalaba Pablo, suele encontrar muchos adversarios (I Corintios 16:9).

No cabe duda de que si el Evangelio fuera un mensaje moralista que predicara la fraternidad entre los hombres, la paz entre los pueblos y la existencia de un Dios que pasa por alto el pecado su éxito y popularidad serían considerables. En el fondo de muchas proclamas de ese tipo, lejos de haber alguna sustancia espiritual, no existe más que soberbia humana, ignorancia de las necesidades de los hombres y una capa de palabrería cursi.

La cuestión es, a fin de cuentas, que el mensaje de Jesús es muy diferente. Exige reconocer el propio pecado y el estado de perdición en que nos vemos sumidos antes de la conversión (Lucas 15:1-32); rechaza que lo que consideramos méritos sirva de algo ante Dios (Lucas 18:9-14) y, para remate, incluye en el ofrecimiento de las Buenas noticias el indispensable cambio de vida que puede, entre otras cosas, resumirse en el “vete y no peques más” (Juan 8:11).

No se trata ciertamente de un mensaje que agrade a la vanidad humana y, en términos generales, no debería sorprendernos que provoque reacciones contrarias porque sitúa al ser humano en una desagradable situación, la de reconocer quién es, la de enfrentarse con la disyuntiva de salvarse o perderse, y la de cambiar de vida.

Todo eso que, en realidad, implica un proceso de limpieza y liberación, es visto por el orgullo humano como algo hiriente y doloroso y despierta no pocas veces el deseo de “matar al mensajero”.

Recoger firmas en contra de una guerra – la que sea – suele ser bien visto, pero plantéese el decir a la persona que firma que no debería mantener relaciones sexuales con alguien con quien no está casada; protestar por el deterioro ecológico tiene su atractivo, pero señálese a esa misma persona que Dios odia la mentira del tipo que sea.

Los ejemplos podrían multiplicarse y el resultado final sería, en no pocas ocasiones, el cambio de una buena sonrisa por un mal gesto. El paso de ser un “buen tío” o una “chica guay” (chévere dirán por otros sitios) a convertirse en un “fanático” o un “fundamentalista” se produce en unos segundos. Como, a fin de cuentas, dijo Jesús, una de las categorías de las bienaventuranzas es ser perseguidos por causa de Su nombre (Mateo 5:10-12).

El que desee predicar el Evangelio deberá tener presente la más que posible persecución en sus más diversas manifestaciones, aunque no debería afrontar esa eventualidad con temor ni angustia.

Pero de eso, Dios mediante, hablaré en la próxima entrega.

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

Integridad y gozo ante la persecución La ineludible persecución (III)

Señalaba yo en mi última entrega que todos podemos tener de que seremos objeto de persecución por el hecho de ser cristianos, pero que, a la vez, no deberíamos abordar esa circunstancia con angustia ni ansiedad. Al respecto, la predicación apostólica constituye un ejemplo de extrema claridad. Cuando el Sanedrín insistió en que debían recortar el mensaje –ojo, no suprimirlo, sino recortarlo– los apóstoles se negaron.

El sanedrín hubiera aceptado una predicación de Jesús como un simple maestro de moral que hubiera llamado al cumplimiento de la Torah o meramente difundido un mensaje blando de paz y amor. Sin embargo, no estaba dispuesto a tolerar un mensaje que lo señalaba como mesías y sacrificio expiatorio y que además afirmaba la culpabilidad universal y la necesidad de creer en él para salvación (Hechos 2:32-40).

La respuesta de los apóstoles fue clara: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20). Que ésa era la actitud correcta se desprende de la reacción de la comunidad de Jerusalén.

Teóricamente, se podían haber alzado voces pidiendo moderación, lenguaje más suave o incluso supresión de algunos aspectos ásperos del Evangelio porque – a fin de cuentas – a nadie le gusta ser perseguido.

Sin embargo, lo que pidió la iglesia de Jerusalén fue fuerza del Espíritu Santo para seguir predicando con denuedo (Hechos 4:23-31).

Como era de esperar, la persecución no disminuyó sino que arreció, incluyendo maltratos físicos (Hechos 5:40). Sin embargo, la respuesta de los discípulos fue el estar “gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:41-42).

Es una reacción similar a la que hallamos en Pablo y Silas cuando, presos en la cárcel de Filipos, alababan a Dios (Hechos 16:20-25).

El comportamiento de aquellos primeros discípulos – que cuenta con tantos paralelos a lo largo de los siglos– no era una muestra de masoquismo enfermizo o de un perverso fanatismo. Era una conducta que provocaba gozo, un gozo muy especial que sólo puede venir de la obediencia a Dios y de la esperanza de que si padecemos con él, seremos glorificados con él (Romanos 8:17).

Ese gozo y esa gloria son infinitamente superiores a los que puedan desprenderse de una buena posición social, de no recibir críticas, de ser objeto de las alabanzas de los poderosos o incluso de cobrar un salario procedente de las subvenciones del Estado y ¡ay de los creyentes que no se percaten de ello!

Continuará

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

Salvación y juicio en la predicación La ineludible persecución (IV)

Llegados a este punto, debo señalar una última – pero no pequeña – razón por la que los creyentes deben esperar ser perseguidos al predicar el Evangelio. No es otra que el hecho de que el Evangelio implica anunciar juicio sobre nuestros coetáneos y no pocas veces incluso sobre la sociedad que nos rodea en su conjunto.

Se cuenta que John Wesley realizaba una prueba sencilla con aquellos que deseaban comenzar una tarea como ministro del Evangelio. Los enviaba a predicar a pecho descubierto y después les formulaba una sencilla pregunta: “¿Se ha convertido alguien?” Si la respuesta era positiva, Wesley aceptaba al candidato, pero si era negativa le planteaba otra: “¿Se ha enfadado alguien?”. Si la respuesta era afirmativa, también lo aceptaba.

En contra de lo que piensan no pocos, si la predicación provoca indiferencia en los que nos rodean no es porque fallamos en el método, el marketing o la exposición. Es simplemente porque no incluye el mensaje de juicio que debería.

Al respecto, la Biblia es muy clara. Festo soportó a Pablo mientras el apóstol le habló de cosas como la paz -que nunca, nunca, es la que ofrece el mundo, como se preocupó de manifestar Jesús– o el amor. Sin embargo, cuando el hombre de Tarso hizo referencia al dominio propio y al juicio, Festo decidió que el lugar ideal para el apóstol era el más lejano posible (Hechos 24:24-5).

Ésa había sido la experiencia de Amós –al que un sacerdote de la época invitó cortésmente a ganarse la vida en otro sitio sin hacer olas en la barca del sistema religioso (Amós 7:12)– la del salmista -que recibía mofas y calumnias a pesar de lo cual no se apartaba de la ley de Dios (Salmo 119:51 y 69)– y, por supuesto, la del propio Jesús que en Mateo 2 y 24 afirmó cosas que muy pocos hoy estarían dispuestos a anunciar a una sociedad en la que la cultura de la muerte tiene incluso un abierto respaldo gubernamental.

Todo esto puede parecer chocante y, sin embargo la Biblia rezuma esa enseñanza.

Por volver a Pablo, basta recordar su cuadro incomparable del proceso de desintegración moral de una sociedad.

Primero, anuncia que la ira de Dios (¡ira de Dios!) caerá sobre los que suprimen la verdad, lo que se erigen en verdad sustituyendo la verdad de Dios (Romanos 1:18-23); segundo, indica que esos necios desobedientes caerán en degradaciones morales como es la práctica de la homosexualidad (Romanos 1:24-27).

Tercero, señala que en ese proceso de declive la sociedad acabará aplaudiendo a los que quebrantan la ley de Dios y persiguiendo a los que la defienden (Romanos 1:28-32).

Los creyentes deben predicar la salvación de esa situación que acabará acarreando el juicio de Dios, guste o no guste a sus contemporáneos y aceptando la más que posible persecución.

Deberán hacerlo por más que no les complazca porque el mismo Jesús no hizo o que le complació sino lo que era su deber de hijo obediente (Romanos 15:3).

Deberán hacerlo a menos que deseen participar también de ese juicio.

Continuará

Invitado

Hermana se me habia perdido este estudio es que se me hizo madrugada y ;cambio de hoy a ayer queria decir AMEN...hermana querida; Jehova reina por los siglos de los siglos, amen!

Tema: Re: EL SEGUIDOR DE CRISTO SERÁ PERSEGUIDO. Jue Abr 03, 2008 9:12 am

Citación :: "Alabanza"]El seguidor de Cristo será perseguido La ineludible persecución (I)

De entrada, Jesús le dejó claro a Pedro –que pensaba que eso del sufrimiento no era para cristianos– que el negarse a aceptar la persecución es una postura diabólica y que además si alguien deseaba seguirlo, debía negarse a si mismo (¡¡¡negarse!!! ¿Por qué Jesús no leyó manuales de autoayuda o hizo un cursillo de coaching?), estar dispuesta a morir en la cruz como el delincuente más vil y seguirle (Mateo 16:24[size=12]).

Es cierto, mi querida Alabanza. Y estamos acá en este foro, producto de eso...de la intolerancia ante muchos por pensar contrario a esto que está tan claro en la Biblia. Hoy día se quiere predicar un Evangelio fácil en el que se quiere poner a Dios como el genio de la lámpara maravillosa, llevando a los "bendecidos" premios a cualquier acción; buena o mala.

Dios os guarde

Invitado

Asi es hermano ,lamentablemente andan muchos por allí hablando y prometiendo cosas que son irreales para los tiempos que vivimos, Dios es el mismo ayer hoy mañana y siempre!!

Cantidad de envíos : 872 Edad : 69 Fecha de inscripción : 28/03/2008

shinea escribió:: Asi es hermano ,lamentablemente andan muchos por allí hablando y prometiendo cosas que son irreales para los tiempos que vivimos, Dios es el mismo ayer hoy mañana y siempre!!

EL SEGUIDOR DE CRISTO SERÁ PERSEGUIDO. Rosa10

AMEN...!!!

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

Voz en el desierto escribió:

Citación :: "Alabanza"]El seguidor de Cristo será perseguido La ineludible persecución (I)

De entrada, Jesús le dejó claro a Pedro –que pensaba que eso del sufrimiento no era para cristianos– que el negarse a aceptar la persecución es una postura diabólica y que además si alguien deseaba seguirlo, debía negarse a si mismo (¡¡¡negarse!!! ¿Por qué Jesús no leyó manuales de autoayuda o hizo un cursillo de coaching?), estar dispuesta a morir en la cruz como el delincuente más vil y seguirle (Mateo 16:24[size=12]).

Es cierto, mi querida Alabanza. Y estamos acá en este foro, producto de eso...de la intolerancia ante muchos por pensar contrario a esto que está tan claro en la Biblia. Hoy día se quiere predicar un Evangelio fácil en el que se quiere poner a Dios como el genio de la lámpara maravillosa, llevando a los "bendecidos" premios a cualquier acción; buena o mala.

Dios os guarde

Es cierto querido Voz. Hay cristianos que no predican a Cristo sino lo maravillosamente que son "bendecidos" ellos. Pareciera que están haciendo un kasting para ver quien recibe más bendición.

Bueno, allá ellos, pero lo lamentable y patetico es que a veces ni ellos mismo se lo creen ya que necesitan hablar de las experiencias y opiniones escritas de otros....Voz tu y yo sabemos porque digo esto.

Bendiciones para todos.

Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008

Las inquisiciones moralesLa ineludible persecución

Una de las razónes por la que los creyentes pueden colaborar en la persecución de otros creyentes, de manera directa o indirecta, es la convicción moral. A decir verdad, no deja de ser significativo que el propio Jesús hiciera referencia directa a esa circunstancia: “Os he dicho todo esto, para que no tropecéis. Os expulsarán de las sinagogas e incluso llega la hora en que cualquiera que os mate, pensará que rinde un servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen ni al Padre ni a mí, pero os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho” Juan 16:1-4

Las palabras de Jesús resultan, sin duda, sobrecogedoras. Sus seguidores serían expulsados de los lugares de culto que frecuentaban –a la sazón, las sinagogas– e incluso llegaría un momento en que los perseguidores, perseguidores que podrían llegar al homicidio, pensarían que realizaban un servicio sagrado que agradaría a Dios. Por supuesto, detrás de esa conducta se encerraría una profunda ignorancia de Dios y de Su Hijo, pero no una falta de convicción moral.

Los que lincharon a Esteban (Hechos 7) y Pablo, que guardaba sus vestiduras durante la lapidación, encajaban en este tipo de conducta. Sin duda, en el caso de Pablo nos hallamos ante un hombre que tenía celo por Dios y nadie hubiera podido acusarlo de incrédulo, pero esa misma convicción fue la que lo llevó a perseguir a los seguidores de Jesús (Hechos 8:3).

Ni que decir tiene que esa misma convicción moral ha estado presente en la tenebrosa historia de las diversas inquisiciones que han ensombrecido la Historia del cristianismo.

Tenemos que orar para que Dios retire el velo de aquellos que deciden perseguir a otros creyentes -sus hermanos en la fe– sin someter previamente sus acciones a la luz de la Palabra. Estar preparados para esa eventualidad. Es triste, lamentable, dolorosa, pero no debería sorprendernos.

No nos sorprenda. Como afirma un viejo dicho judío: “Si Dios viviera en esta localidad le romperían los cristales de las ventanas”.

Shalom.

ministerioluzalasnaciones.com

Tema: Re: EL SEGUIDOR DE CRISTO SERÁ PERSEGUIDO. Sáb Abr 05, 2008 8:15 am

Alabanza escribió:

Así es mi hermana.

En una oportunidad en la clase dominical, se enseñaba acerca de las sectas y se preguntó: "Hermanos: si el Espíritu Santo nos revela a cada uno la verdad ¿Por qué creen uds que hay tantas sectas y una es contraria a la otra en tantas cosas?"
Respondí: "Esa es precisamente la causa: Cada quien cree que su revelación proviene del Espíritu Santo".
Así pues, hay revelaciones verdaderas y revelaciones falsas. Esto en cristianos verdaderos y en cristianos falsos. Lo malo es que si todas provienen de Dios: ¿Cómo es que son contrarias?.
Cada grupo quiere y cree tener la verdad y el mal se extiende cuando se persigue a otros por esta causa. Surgen entonces los celos por los miembros de cada congregación. Los líderes Unitarios, no permiten que sus ovejas ni siquiera alaben a Dios con los Trinitarios y viceversa. Así cada denominación termina aislada. ¡Ah, pero todas dicen que sólo ellos entrarán al cielo.

Quienes apelan a 1ª Cor 1:10,12...
"Vivan en armonía, pensando y sintiendo de la misma manera.¹¹Digo esto, hermanos míos, porque he sabido por los de la familia de Cloe que hay discordias entre ustedes.¹²Quiero decir, que algunos de ustedes afirman: "Yo soy de Pablo"; otros: "Yo soy de Apolo"; otros: "Yo soy de Cefas"; y otros: "Yo soy de Cristo."

...lamentablemente no aplican el final del texto: "Yo soy de Cristo" e interpretan mal el resto de la cita, pues al ser de Cristo, todo grupo con su líder trabajan para un solo propósito. Si así no se entendiera, entonces tendría que haber una sola iglesia en el mundo y tener que viajar el resto en avión para poder congregarse, por ejemplo en israel. Así que no se trata tampoco de que no se admita cabezas o líderes porque de hecho Pablo, Apolo y Pedro (Cefas) lo eran y el mismo Pablo decía:"Sed imitadores de mí, como yo de Cristo". Acá está el meollo del asunto: en que esos líderes sean verdaderos seguidores de Cristo y no creerse Cristos. Es por ello que Pablo, alli mismo en 1ª de Corintios especifica que el Ser que dio Su vida en un madero fue Cristo el Señor y así debe entenderse que quien predique a Cristo, sea líder, pero de Cristo y de Su Evangelio de Verdad y no de grupos como si las ovejas no fueran para el cielo sino para la denominación tal o al foro tal (venimos de otro foro por la misma causa).

Esto pasa mucho en los foros de la misma manera; por eso coloqué muy claramente que en este foro no se atacará a nadie por creer como crea; ni aún por ser ateo. ¿Por qué esto? porque he visto en otros foros en donde he estada que al llegar un incrédulo diciendo por ejemplo (esto lo preguntó uno en un foro en donde estuve): ¿por qué uds pierden tanto el tiempo hablando de Dios? y mientras otros le decían cosas no edificantes, preferí decirle:

"Dios te bendiga...y luego de explicarle la respuesta le dije: ¡Ojalá también tú halles ese tesoro y de seguro serás uno con nosotros...te esperamos con el amor de Cristo".

En algunos foros dicen: "Este miembro no pertenece a otra comunidad" y hasta prohiben que se dé citas de otros foros. ¿No es lo mismo que decíamos al comienzo?: Yo soy de Pablo, yo de ADF, Yo de PE, yo de PP, yo de Cristo. Es lo mismo. Por eso siempre critiqué eso de no permitir a la gente que coloque citas de otros sitios Web también cristianos...Más bien los foros no cristianos se promocionan unos a otros...total, al final cada quien irá a donde quiera.

Otra cosa: La iglesia primitiva fue mal vista por predicar a Cristo. Se molestaron los que defendían la Ley. Lutero y sus seguidores fueron perseguidos por predicar la justificación por la fe. Se molestaron los católicos y así sucesivamente. Esto porque unos entendieron lo de : "¡Salid de ellos pueblo mío" aunque es obvio y natural que tanto los de la Ley como los católicos debieron molestarse. Mas, no por tal molestia debe dejarse de anunciar la verdad.

Dios les guarde.

Cantidad de envíos : 532 Edad : 49 Fecha de inscripción : 19/03/2008

Amén!!!!

Cantidad de envíos : 613 Edad : 62 Fecha de inscripción : 25/05/2008

Alabanza escribió:: De entrada, las Escrituras señalan que el mensaje del Evangelio es una locura para los hombres que sólo ven la vida de una manera natural. De hecho, semejante persona no puede entenderlo ([/size]I Corintios 2:14[size=12]). No puede comprender que no podamos ganarnos la salvación – si es que cree en ese concepto – por nuestros méritos, ni tampoco que Dios la regale gratuitamente ni mucho menos que se encarnara para morir como víctima expiatoria en nuestro lugar.

El hombre que tiene fe ha de estar preparado, no sólo a ser mártir, sino a ser loco. Autor desconocido

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