Alabanza
Cantidad de envíos : 1635 Fecha de inscripción : 19/03/2008
| Tema: MUROS INVISIBLES. Sáb Jun 28, 2008 6:01 pm | |
| Yolanda Tamayo, nos habla de muros invisibles..... Los muros y las máscaras que hay que llevar, junto con las mentiras, son la raíz del mal que padece nuestra sociedad (anónimo). Muros y murallas componen parte de la historia del mundo.Famosos muros que cayeron, mientras otros, igualmente famosos, aún siguen erguidos.
Existen cientos de ellos en nuestro planeta, emblemáticas creaciones humanas que prevalecen en el tiempo, aunque en ocasiones, tan sólo sean parte de un legado en el que nadie repara.
Los muros de los que quiero escribir son otros. Paredes igualmente sólidas tras las cuales se respaldan quienes no desean afrontar los avatares de una sociedad proclive al desacierto, dando la espalda a una realidad carente de garbo y muy a menudo propensa a la locura.
Es por ello que quienes deciden vivir una vida alejada de compromisos sociales, se refugian tras muros invisibles de insolidaridad. Se esconden detrás de sus murallas sin prestar la más mínima atención a la problemática actual, pensando ilusamente, que tras esa sólida protección no tienen de qué preocuparse.
Muros invisibles que también se fomentan en el ámbito eclesial y que contradicen lo que predicaba Jesucristo, esa sensibilidad de la que ÉL era paladín y a la que siempre nos invita.
No siempre damos ejemplo de la PALABRA quienes más la defendemos.
Contradictoriamente dentro de las iglesias existe un rancio aroma de individualismo que encamina a quienes profesan fe en el autor de la vida, a una religiosidad de la que nada tiene que ver el evangelio.
Los muros alejan, cohíben, distancian, hacen que lo cercano se vuelva intangible.
Los muros están diseñados para separar.
Cuando una sólida edificación cae, deja un espacio abierto para construir algo nuevo. No permitamos que se eleven muros a nuestro alrededor, pues ellos nos harán menos cercanos, más propensos al aislamiento hostil.
Toquemos las bocinas del compromiso y hagamos que sólidas murallas de indiferencia caigan al sonido de nuestro unánime grito.
Puede que sólo seamos unos pocos los soñadores empeñados en cambiar lo existente, pero nuestra acción social y nuestro compromiso, sazonado siempre con el amor de Dios, serán una buena panacea para paliar el dolor que padece este mundo. | |
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