VIVIENDO EL TIEMPO SIN ETERNIDAD.

"No temo a la muerte, simplemente no quiero estar allí cuando llegue". Estas fueron las palabras del director de cine Woody Allen en una conocida entrevista en televisión.

Desgraciadamente eso es sólo un deseo imposible, porque todos vamos a estar “allí” cuando la muerte llegue. "No hay nadie que tenga poder sobre la muerte, no hay quien escape de esta batalla".

La muerte es nuestro mayor enemigo. Choca frontalmente contra todos nuestros deseos: contra todas nuestras esperanzas, contra nuestra tranquilidad y nuestra paz. La muerte es el temor oculto de todos los que disfrutan de la vida, porque en nuestro espíritu los deseos de inmortalidad reinan, y pasamos la vida aprendiendo a soportar la eterna contradicción de un cuerpo que envejece y un espíritu que aprende a disfrutar más de la vida conforme pasan los años.

Thomas Kelly dijo un día: “La gente de hoy toma mucho más en serio el tiempo que la eternidad”

Nos preocupamos mucho más de las cosas pequeñas que de las que merecen la pena. Vivimos buscando qué hacer con nuestro tiempo, queriendo no estar “allí” cuando llegue nuestra muerte, porque sencillamente, no queremos saber nada de la eternidad.

Esa no es una manera sabia de vivir.

Si alguno de nosotros sufriese un cáncer incurable, o nuestro corazón estuviese a punto de pararse, no seguiríamos viviendo “los pocos minutos que me queden” como si cualquier cosa. Intentaríamos por lo menos, saber si hay curación o si podemos hacer algo para seguir disfrutando de la vida.

¿No nos damos cuenta que lo más importante es saber qué va a ocurrir en la eternidad?

Si todo termina aquí, todos nuestros esfuerzos no sirven para nada, pero si realmente hay eternidad, nada es más importante que saber qué ocurrirá después de la muerte.

Ese desconocimiento es lo que hace que muchos quieran esconderse. Que no quieran estar “allí” cuando la muerte llega. Que prefieran esforzarse y luchar por esta vida sin darse cuenta que hay una eternidad que hay que tomar en serio.

Esa es la razón por la que muchos viven con miedo a que llegue “ese día”. Viven, disfrutan de muchas cosas, pero siempre con ese temor. Siempre con la oscura sombra, negra sombra de lo que pueda pasar, de lo que pueda ocurrir…

Quien conoce la fidelidad de Dios no teme, porque sabe que Dios siempre cumple sus promesas, que no cambia, que podemos estar tranquilos y seguros.

Alabanza escribió:

Viviendo el tiempo sin eternidad

"No temo a la muerte, simplemente no quiero estar allí cuando llegue". Estas fueron las palabras del director de cine Woody Allen en una conocida entrevista en televisión.

Desgraciadamente eso es sólo un deseo imposible, porque todos vamos a estar “allí” cuando la muerte llegue. "No hay nadie que tenga poder sobre la muerte, no hay quien escape de esta batalla".

La muerte es nuestro mayor enemigo. Choca frontalmente contra todos nuestros deseos: contra todas nuestras esperanzas, contra nuestra tranquilidad y nuestra paz. La muerte es el temor oculto de todos los que disfrutan de la vida, porque en nuestro espíritu los deseos de inmortalidad reinan, y pasamos la vida aprendiendo a soportar la eterna contradicción de un cuerpo que envejece y un espíritu que aprende a disfrutar más de la vida conforme pasan los años.

Thomas Kelly dijo un día: “La gente de hoy toma mucho más en serio el tiempo que la eternidad”

Nos preocupamos mucho más de las cosas pequeñas que de las que merecen la pena. Vivimos buscando qué hacer con nuestro tiempo, queriendo no estar “allí” cuando llegue nuestra muerte, porque sencillamente, no queremos saber nada de la eternidad.

Esa no es una manera sabia de vivir.

Si alguno de nosotros sufriese un cáncer incurable, o nuestro corazón estuviese a punto de pararse, no seguiríamos viviendo “los pocos minutos que me queden” como si cualquier cosa. Intentaríamos por lo menos, saber si hay curación o si podemos hacer algo para seguir disfrutando de la vida.

¿No nos damos cuenta que lo más importante es saber qué va a ocurrir en la eternidad?

Si todo termina aquí, todos nuestros esfuerzos no sirven para nada, pero si realmente hay eternidad, nada es más importante que saber qué ocurrirá después de la muerte.

Ese desconocimiento es lo que hace que muchos quieran esconderse. Que no quieran estar “allí” cuando la muerte llega. Que prefieran esforzarse y luchar por esta vida sin darse cuenta que hay una eternidad que hay que tomar en serio.

Esa es la razón por la que muchos viven con miedo a que llegue “ese día”. Viven, disfrutan de muchas cosas, pero siempre con ese temor. Siempre con la oscura sombra, negra sombra de lo que pueda pasar, de lo que pueda ocurrir…

Quien conoce la fidelidad de Dios no teme, porque sabe que Dios siempre cumple sus promesas, que no cambia, que podemos estar tranquilos y seguros.

Woody Allen un judio por nacimiento y ateo por decision,lastima que me gusta mucho y es mi artista comico favorito,pero si no cambia de pensar le queda poco tiempo para eso...... Oro por el .Julian gajate.

jajaja muy buen aporte

Voz en el desierto escribió:

"Me gusta su estilo"....te dije en una ocasión en PE ¿Recuerdas? esa frase levantó ampollas.

Tienes un humor inteligente y simpatico hermano.

Bendiciones.

Gracias mis queridas hermanitas Moni y Alabanza. Les quiero mucho.
Volviendo al tema y a propósito de el ateismo: Siendo yo ateo, por allá en mis años menos jóvenes, la principal cosa que me hizo ver a Dios fue el esposo de la eternidad: el infinito. Recuerdo que ya siendo cristiano me puse a escuchar desde la puerta de un salón, una clase de Filosofía y hablaban de la inexistencia de Dios. Eso no me agradó y sin pertenecer a esa sección, recuerdo que Dios puso en el corazón del profesor que me invitara a pasar. Me dijo: joven, si quiere puede pasar...y pasé y sin saberlo, comenzaba a dar mis primeros pasos como profeta y sin aún entender la voz del Eterno, me dejé llevar por esa voz que ahora conozco (Su voz interna mediante el Espíritu Santo). Pedí la Palabra y pasé adelante. Dije:

Yo era ateo hasta hace poco. Miembro del Partido comunista en cuyo materialismo dialéctico aprendí que no había un Dios. recuerdo haber leído en un libro de Federico Engels y Carlos Marz la frase que buscaba lapidar el Nombre de Dios: "poco después de mi muerte, volví a casa" Era el relato de un soldado a quien después de haber muerto hicieron revivir médicamente y decía que no había visto nada después de morir...
Eso me marcó por algún tiempo. Desde niño me perturbaba la idea de la eternidad siendo materialmente nada: una casualidad que fue vida y murió y lo último que quedó de mí fue un mechón de cabello que el viento dispersó después que los blancos huesos se hicieron cenizas. Ya no pensamiento. Ya no vida. Sin cuerpo, no hay vida y sin vida no hay pensamientos. Entendí la expresión de Platón: "Pienso, entonces existo". Eso me perturbaba y pensaba: Yo moriré algún día tras haber vivido en un puntito imperceptible ante la eternidad...un punto imperceptible que se lo traga el tiempo; ese tiempo que de tan grande también se lo traga la eternidad pues ante la eternidad el tiempo no existe, muere con nosotros (Así como con Dios el tiempo no existirá, pues Él es la eternidad).
Recuerdo que entraba en un estado de gran angustia cuando, siendo aún un chico de algunos 12 años pensaba en estas cosas. "si yo hubiese muerto en los tiempos de José y el faraón", seguí pensando, pues a este presente en que vivo, si yo pensara aun bajo tierra diría: ¡oh! ¿Cuándo saldré de aquí después de estos miles de años ¿Cuándo habrá otra casualidad para yo existir como antes? Y concluía: ESTO DE PENSAR YA SERIA UN CONSUELO PUES AL MENOS EXISTIRIA PERO ESO NO ES ASÍ, TRISTEMENTE, SOLO SOY UNA CASUALIDAD QUE NO LA HABRÁ JAMAS, COMO UN POLLO QUE ALGUIEN SE COMIO EN UNA SOPA.
me levantaba angustiado y buscaba consuelo viendo la gente, a mis familiares, a mis amigos (Ah si la gente pensara en esto el mundo sería otro, digo ahora en medio de tanta maldad).
Mi convicción vino al pensar en EL INFINITO, es decir: el espacio interminable, por decirlo de algún modo, también paradógico. me dije: si científicamente el universo no tiene fin, entonces eso implica que recorrería si pudiera años y siglos y al llegar a una pared, diciendo: éste es el fin, aún así esa pared debería tener un espesor. Y si llegado al fin de la pared tras siglos de distancia, aún diría hay un vacío. Y si tras haber recorrido el vacío, llego a un mar...así seguiría eternamente y se funden así el infinito con la eternidad, juntándose sin poder unirse, cual líneas paralelas. Me dije: ¡el infinito siendo una realidad es como una fantasía...AH Y SI ME DICEN QUE DIOS ES UNA FANTASIA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡DIOS EXIIIIIISTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
porque aún viéndose su existencia como algo fantasioso, su inxplicabilidad de lo que sé existe es EXISTENCIA. Es lo que la misma ciencia llama SILOGISMO: Also así: si esto es esto, entonces esto también es esto. (Silogismo: Argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos. Diicionario Encarta).

Y por ahí Dios me trajo a sus caminos que luego pude ver y saber de Él (¡Gloria a Su Nombre!) porque Dios se hace inexistencia para el ateo y se deja ver cuando le creemos.

Dio le bendiga y les guarde.