En el ministerio profético Dios te enseña los principios espirituales por los cuales debemos andar, y aquellos que al desvirtuar o no cumplir, nos hacen caer en maldición.
Así mismo, como a Juan en la isla de Patmos, Dios nos revela la guerra espiritual, el origen, el final de las cosas, las estructuras de las tinieblas, los pecados que se arrojan sobre naciones, los planes de Dios...
Entender estas cosas nos son necesarias para el ejercicio del ministerio; Satanás sabe también esto y está muy interesado en que nosotros le sirvamos con esa experiencia.
Resulta que la biblia nos advierte (pues toda ella fue escrita para nosotros), de profetas que usaron su entendimiento para obtener algún beneficio pero de una manera pervertida, y pervertir los principios de Dios en este nivel es nada más y nada menos que hechicería.
Balaam, siendo profeta de Dios, aceptó por dinero el maldecir a Israel (pues tenía autoridad en sus palabras por ser profeta), pero no permitiendo Dios que lo hiciera, decidió planear algo más para destruirlos.
Pues si el Rey de Moab quería ganar una guerra contra Israel, el pueblo de Dios tenía que estar desprotegido. Balaam sabía que Dios defendería a Su pueblo, pero que si ellos adoraban a otro dios, el Señor los entregaría en la guerra, o enviaría destrucción de alguna otra forma al campamento de Israel.
Entonces, sabiendo que entre Moab habían mujeres muy hermosas, que bailaban para seducir a los hombres y acostarse con ellos, las enviaron a seducir a los hombres de Israel, los cuales en gran cantidad se fueron tras ellas a la tierra de Moab, allí fornicaron con ellas y terminaron adorando a Baal en enormes banquetes llenos de comida, bebida, placeres y sacrificios en baal-peor, el monte designado para idolatrar a ese dios.
Dios, en respuesta, envió a los que no fornicaron con las moabitas a destruir el campamento de Moab, y los soldados mataron a Balaam. Pero los que se fueron a fornicar murieron.
Es obvio que a Dios no le agradaron en lo más mínimo las maquinaciones de su profeta.
Hay quienes ignoran que un ministro será ministro hasta el día de su muerte (los dones y el llamado son irrevocables), independientemente de que empiecen a adorar hasta al mismo diablo. Por eso los ven hacer cosas en contra de la Palabra y los llaman: Falsos profetas, falsos maestros. No son falsos todos.
Sé de una profeta que entendiendo muchos principios, se ha hecho de un negocio lucrativo vendiendo cosas supuestamente divinas, pero ha desviado el fundamento de las cosas santas y las leyes espirituales que Dios creó, por lo que es brujería.
Se sabe de varios que usan la música para atraer a los sentidos y llenar sus iglesias, ellos no ignoran lo que hacen, no lo practican para llevar a las almas a la presencia de Dios, entienden que seres almáticos se pueden atraer por ciertas letras y melodías, bueno en el mundo también lo saben, es brujería.
Puede ser muy sutil y la mejor estrategia del infierno es disfrazarla de cosas santas. Y como profetas podemos caer en estas trampas, por eso necesitamos pedirle a Dios que nos limpie de estas cosas y someternos a Su voluntad, pues el espíritu de los profetas está atado a los profetas, pero el querer controlar el espíritu para lograr cosas que Dios no quiere, es como un imán para que los demonios aparezcan y monten su escena, en que nos querrán engañar e incentivar a seguir manipulando las cosas espirituales aún en contra de la voluntad de Dios.