Hubo una vez en este planeta de
Dios dos profetas: el uno Jeremías y el otro Hananías. Hananías era agradable
provocaba oirlo. Era profeta de Dios. Sí lo era por cuanto la misma Palabra
infalible lo dice en Jer28:1. Sus predicaciones eran cautivantes y renovaban la
esperanza por las cosas idas tras la desobediencia del pueblo: Escuchar a
Hananías era como escuchar a Dios por su impactante y cautivador discurso.
Jeremías era algo triste desde su infancia. Quizá porque llevaba dentro de sí
una verdad futura que obviamente
impactaba su presente. Tenía que ser así y no de otro modo porque Dios lo hizo
así y debía cumplir lo que desde niño recibió. Él escuchaba que no debía ser
así pero prefería seguir a Dios que a los hombres. Quiso “sacudirse” de Dios y
hasta le dijo que lo había engañado y seducido ofreciéndole estar con él
mientras sólo recibía maltratos de quienes escuchaban lo que le mandaba decir.
La gente atendía más a Hananías
que a Jeremías porque al pueblo siempre le ha gustado escuchar palabras
halagüeñas y bonitas aunque no sean verdad
y se diga que vienen de Dios, que palabras duras aunque sean
ciertas y también se diga que provienen
del mismo Dios. ¿No lo dice así la propia Palabra infalible en Isaías 30:9,10?.
Hananías tuvo profecía de Dios pero hay
momentos en que muchos profetas se
congracian más con los sacerdotes y con el pueblo que con
Dios pues se hacen populares a costa de la profecía de verdad que terminan
“cuadrándose” con el sumo sacerdote para tener feliz al rebaño pues también
ocurre que muchos sumos sacerdotes olvidan que “su” rebaño no es suyo sino del
Dios Altísimo. Entonces ya no es Dios quien dice: “Dile a este pueblo” sino el
sacerdote quien dice: “Predíqueme sobre tal o cual cosa y no lo dejaré que me
predique tal o cual cosa” y Hananías dijo: prefiero decir palabras bonitas
creyendo que Dios me las pueda bendecir y recibir las dádivas del sacerdote y
los aplausos de la congregación.
Y una vez más se cumple la Palabra infalible. ¿O no
dice la Palabra
eso mismo en Miqueas 3:11?.
¡Claro! Hasta el propio Jeremías siente que
las palabras de Hananías son buenas y hasta se confunde y se siente mal, queriendo quizás cambiar el discurso que Dios
le dio y dice a las palabras bonitas de Hananías predicadas al pueblo:
-«¡Amén, así lo haga Jehová!
Confirme Jehová tus palabras…
…porque a decir verdad ¿quién quiere el mal
para su pueblo y que éste sea prosperado? Pero inmediatamente reflexiona y
sabiendo como sabe desde muy chico que el Dios Altísimo le llamó a decir lo que
diga escucharan o no escucharan, les agradara o no les agradara y que el oficio
de un profeta es anunciar los designios de Dios cuando no ve las cosas muy
buenas de modo que el pueblo se vuelva de sus malos caminos; no anunciar cosas
buenas para que el pueblo siguiendo en sus malos caminos, reciba paz y
bendiciones, entonces rápidamente el Espíritu Santo de Dios le refresca su
memoria y le hace decir:
-…Con todo, oye ahora esta palabra
que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo: 8 Los
profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron
guerra, aflicción y peste contra muchas tierras y contra grandes reinos. 9
Cuando se cumpla la palabra del profeta que profetiza paz, entonces él será
conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.» ( Jer. 28)
Esto equivale a decir: los
profetas en todo tiempo anuncian esas cosas y no palabras edulcorantes que
sacien el gusto del oyente y cuando esto sucede no quiere decir que no sea de
Dios, sino que primero se ponga en duda la palabra dulce que la palabra dura. Pero el hombre es hombre y suele
olvidar esa Palabra inspirada por Dios mismo mediante Jeremías y termina
inclinándose a decir: Hoy Dios nos habló a través de Hananíass y rechazan a
Jeremías que anuncia calamidad.
La Palabra infalible nos
habla de tiempos malos semejantes a los le Sodoma y Gomorra y a los de tiempos
de Noé. Mientras tanto profetas anuncian
paz y prosperidad, éxitos económicos para los pueblos en donde, paradógicamente
,otros profetas han anunciado tiempos difíciles. Se oye desde allá atrás la voz
de Jeremías quien dice:
-«¡Amén, así lo haga Jehová!
Confirme Jehová tus palabras…
¿Significa esto que no debe
preanunciarse y orarse por paz y prosperidad?
No. Simplemente que sepamos
discernir cuando un mensaje profético concuerda con la Palabra que describe nuestros tiempos mientras otros
nos distraen para tratar de enderezar el mundo que Dios pasará por fuego.
Podemos anunciar, orar y pedir con entendimiento diciendo:
-Sabemos que, Tú Oh ,Señor nos
describes que este mundo irá de mal en peor; pero te pedimos nos ayudes a
movernos con bien en él, sin contaminarnos con sus tentaciones. Venga Tu Reino
y hágase Tu voluntad. Amén
Vie Dic 23, 2011 1:50 pm
